En toda discusión sobre las ciudades inteligentes –sin que se nos prevenga siempre– se infiltran sueños que ofrecen más de lo que pueden cumplir… de cara a la desesperanza que suscita el estado de las ciudades en las cuales vivimos. Imagine usted lo que pensarán los habitantes de El Cairo ante la perspectiva de Masdar (en el desierto Abu Dhabi) que promete ser neutra en términos de emisión de dióxido de carbono y no generar residuo alguno.

Entre espejismos y realidades no habría que ignorar los proyectos de los arquitectos y urbanistas que se esfuerzan, en todo el mundo, por mejorar nuestras ciudades. El sitio WebUrbanist.com «Revista digital de arquitectura urbana, arte, diseño, viajes y tecnología» acaba de dedicarles un artículo muy estimulante.

Todos le apuestan al binomio resultante de la suma de la hiperdensidad y la «caminabilidad», equilibrado con un toque de verde. Algunas veces de manera profusa. Son «conceptos», cuya realización ya ha empezado en algunos casos.

Abordemos primero los términos.

La hiperdensidad caracteriza a las ciudades donde la densidad es suficientemente grande para que la construcción de un metro tenga sentido (según Vishaan Chakrabarti, profesor de la Universidad de Columbia y autor de un libro sobre el tema). Crece a medida que se construyen más rascacielos y se generan aglomeraciones que son, de acuerdo al mismo autor, «los motores económicos más eficaces, los más sostenibles en cuanto al respeto al medio ambiente y los más proclives a fomentar un estilo de vida feliz y saludable».

La «caminabilidad» –walkability en inglés, aunque el término ya comienza a utilizarse en México y en España, particularmente porque puede medirse– es el grado de facilidad con la que uno puede hacer todo lo necesario a pie, cerca de casa. Incluso existen sitios especializados en el tema como WalkScore.com. En todo caso, un estudio suizo revela que «los habitantes caminan más, o menos, en función de la densidad de la población«, entre otros factores. Y no habría que olvidar a la «ciclabilidad» que está ganando terreno.

Se supone, pues, que el cambio ocurre cuando, en vez de considerarlos problemas, se sumen hiperdensidad, caminabilidad y espacios verdes en los proyectos de nuevas ciudades, como ilustran los 14 casos considerados por WebUrbanist, de los que ofrezco algunos ejemplos:

La ciudad china de Chengdu (14 millones en total) inició la construcción en pleno campo de un nuevo centro urbano de 80,000 habitantesen las alturas. Los autos estarán prohibidos, pero se podrá ir a pie del centro a la periferia en 10 minutos. Se espera que, en relación a una ciudad tradicional, reduzca el consumo de energía en un 48% y el de agua en 58%, y generar 89% menos de deshechos sólidos. A las ciudades vecinas se podrá acceder en transporte público.

Inspirándose en una antigua pasión china, la ciudad de Guiyang (4 millones de habitantes) ha decidido poner en marcha el proyecto de Shan Sui (ciudad de las montañas y el agua) bajo el mismo principio, una densidad muy alta con accesos peatonales a todo lo importante: lo mismo a los espacios públicos y zonas verdes que a las escuelas, los hospitales y los sitios de trabajo.

El denominador común, tácito, de la mayoría de estos proyectos es que contemplan un número muy reducido de habitantes. Y concentrarse en lo pequeño no resuelve todo. Harvest City, ciudad flotante de 30,000 habitantes, podría volverse realidad en Haití. Se consagrará parcialmente a la agricultura, y ha sido concebida para resistir ciclones… y, más que probablemente, estará reservada para aquellos que tengan medios.

Es por eso que encuentro interesante la noción de Muliplicity lanzada por Melbourne que encierra, en su corazón, aquello de la diversidad. La firma de arquitectos John Wardle piensa poder aliar la hiperdensidad a «las topografías urbanas que contengan la producción de alimentos, la recolección de agua de lluvia y la generación de energía».

Visión tanto más atractiva si propone que, en ella, «la forma siga a la ficción». Pero no abriguemos demasiado miedo. Esta ciudad de ensueño está considerada para dentro de cien años. Esperemos que, de ahora a entonces, esa firma, u otras, planteen algunos proyectos igual de bien concebidos pero un poco más realistas.

J’enquête, je suis et j’analyse les technologies de l’information et de la communication depuis la préhistoire (1994). Piqué par la curiosité et l’envie de comprendre ce que je sentais important,...