Afirmar quedentro de diez años el primer medio de distribución de los mayores periódicosde América Latina será la web y que el aparato privilegiado para acceder alcontenido producido por ellos será el teléfono celular sería provocar. Podríanser cinco años más, o dos menos. No importa. Tal discusión nos desviaría delreto más importante que nos espera: la participación. La cual pone en cuestiónno solamente la manera en la cual ejercemos el oficio (y el negocio) perotambién nuestra posición y hasta nuestra función en la sociedad. No se trata defilosofía si no de las inversiones necesarias hoy para seguir siendo relevantesmañana con un público en plena mutación.

No nosequivoquemos. Las tecnologías juegan un papel clave. La dificultad no está enentenderlo. Está en entender como y porque el público las utiliza. Veamosprimero lo que pasa afuera de los medios de comunicación.

Tres de lossitios que más crecimiento han tenido en los últimos meses (y que más atenciónhan atraído) son MySpace.com, YouTube.com y Flickr.com.

San Francisco, California, 12.sep.06

En MySpace,decenas de millones de jóvenes conversan entre sí, organizan fiestas eintercambian informaciones sobre los músicos de moda. En YouTube (más de 100millones de visitas diarias) – cualquiera puede poner los videos que produce,los que encuentra o los que mezcla con elementos tomados de varias fuentes.Flickr permite hacer lo mismo para las fotografías. Una de sus contribucionesmás interesantes es la generalización del «tagging» la posibilidadpara los usuarios de poner cualquier etiqueta que les convenga para definir unfoto (lo que se suele llamar «folksonomía», el contrario de laclasificación tradicional o taxonomía, siempre hecha a priori y por losresponsables del espacio en cuestión).

Ya sabíamosque lo más popular en la internet es la comunicación horizontal entre usuarios yno la lectura de las informaciones que ponemos en línea. Es cierto del correoelectrónico y de las mensajería instantánea. También explica el extraordinariodespegue de los blogs que ya se acercaban a los 60 millones a fines deseptiembre del 2006 (25 millones a principios de enero) sin contar la mayoríade los blogs chinos (28 millones, más del doble de los blogs estadounidenses).Un blog permite a un individuo (o a un grupo) expresarse frente a un (pequeño)grupo de gente y, gracias a los comentarios, abrir comunicación horizontalafuera de los medios tradicionales.

Esos sitiosy miles de otros menos conocidos forman parte de lo que se suele llamar web2.0. La fórmula fue acuñada a fines del 2004 para llamar la atención de losinversionistas desilusionados por las desventuras de la «burbuja»sobre cuan viva seguía siendo la internet. Pero hay más, «there is a therethere». Las dos grandes vertientes de web 2.0 son la interactividad (losusuarios pueden leer/ver/oír y modificar el contenido) y la capacidad de sacarprovecho de la participación de todos, lo que en inglés se llama «harnessingcollective intelligence». El ejemplo más conocido es Wikipedia.org, la jovenenciclopedia (2001) hecha por todos nosotros que se convirtió en la mayorenciclopedia del mundo, en la única capaz de mejorar al ritmo de la vida de hoy.

Lo quetodavía sorprende o espanta a los «inmigrantes digitales» (quienestuvieron que aprender tarde el manejo de las herramientas informáticas), atraea los «nativos», vale decir los jóvenes, la audiencia que los mediosdeben ganar si quieren seguir cumpliendo su función. Les gusta la flexibilidad,la posibilidad de comunicar entre sí y no le tienen miedo por la sencilla razónque aprenden a manejar las herramientas desde la cuna o haciendo cosas que lesgusta, como intercambiar piezas musicales.

¿En quemedida esta evolución afecta a los medios de comunicación? El ejemplo recientemás conocido es el de la foto tomada en el metro de Londres después de losatentados de julio del 2005. No había periodistas. Estaba repleto deciudadanos. Hoy en día la mayor parte de los teléfonos celulares vendidostienen cámara integrada. En un número creciente de lugares es difícil que pasealgo (importante o no) sin que esté alguien con capacidad de recordar el acontecimientoen foto, sonido o video. La incapacidad del Pentágono a detener las fotostomadas en la prisión de Abu Graib muestra que el fenómeno no puede sercontenido. La gente tiene recursos, sabe utilizarlos y quiere participar.

Estaparticipación en la colecta y producción de información tiene su pendiente enla organización. Además de los tags y de los flujos RSS que permitensuscribirse a blog, sitios o partes de sitios que les interesan pueden ahora,con Digg.com, por ejemplo, seleccionar las notas que les parecen másinteresantes y votar para ellas promoviendo así su visibilidad.

Los mediosempiezan a adoptar tímidamente algunas de las herramientas en cuestión (lossiguientes ejemplos han sido tomado adrede afuera de América Latina. No son losúnicos pero marcan la tendencia). Mencionan los artículos más enviados por losusuarios a otros usuarios (El País de España). Indican los artículos máscitados por los blogueros (The New York Times). Publican comentarios al lado delos artículos (Le Monde). Indican el número de comentarios en la home page ydejan que influya en la posición de los mismos (20minutos.es).

Lapublicación de blogs, sean de periodistas, de invitados o de usuarios, se estágeneralizando. El éxito de los foros (Univisión.com) ya ha sido comprobado.

El estadomás avanzado es la participación de los lectores a la producción de materialnoticioso. La BBC, publica regularmente fotos, historias y comentarios de susoyentes. Se ha hablado mucho en meses pasados del periodismo ciudadano como enel caso de Bluffton Today (blufftontoday.com), WikiNews (es.wikinews.org), oIndyMedia (indymedia.org). Pero las dificultades encontradas apuntan hacia una fórmulade coordinación entre periodistas, editores y ciudadanos. Lanzada en agosto del2006, NewAssignment.net recibió en cuestión de semanas el apoyo financiero deCraig Newmark (fundador de Craigslist.com una de las pruebas más contundentesdel poder de la participación de los usuarios) y de Reuters.

Losresponsables de periódicos que se resisten a tomar seriamente el camino de laweb parecen tener muchos argumentos a su favor: es una amenaza para suexistencia, el público toma su tiempo, el modelo económico no está claro -cuesta caro cuando las perspectivas de ganancias, parecen remotas -. Los másinteresados invocan la limitada penetración de internet. Cuestionan el momento.No invierten en la web. Pagan mal (menos que a su personal dedicado al papel) aquienes de manera muchas veces admirable, mantienen sus sitios web. Prefierenesperar. Peligrosa tentación.

En la webestán los jóvenes. Ahí está el futuro y un sin número de oportunidades. La»economía Google» demuestra que se pueden hacer fortunas con lapublicidad online, con el tráfico. Las conversaciones generan más tráfico quela búsqueda de información. Son más intensas en el seno de comunidades (en particularde las locales). La «larga cola»(longtail.com) explica porque sepuede ganar dinero en nichos, no solamente en la producción de masa.

Contrariamentea lo que se suele decir, las mayores dificultades no son ni técnicas nieconómicas. Acostumbrados a hablar a la gente periodistas y responsables deperiódicos se resisten a entrar en la era de la participación. El reto es ganara la juventud adaptándose a las nuevas tecnologías de manera sustentable sinperder la ética ni la misión de informar que les corresponde. Reto fascinante ymotivador: hay que inventar.

 

J’enquête, je suis et j’analyse les technologies de l’information et de la communication depuis la préhistoire (1994). Piqué par la curiosité et l’envie de comprendre ce que je sentais important,...