Bellasimágenes, buena música e ideas atractivas, el espectáculo ofrecido por SteveJobs en el MacWorld de San Francisco el 11 de enero bien puede compararse conuna buena película. El acontecimiento anual cuenta entre los rituales del mundoinformático pero nadie tiene más talento que Steve Jobs para ofrecer productosatractivos sin jamás perder un compás endiablado, ni aburrir. El público de»macófilos» convencidos participa, aplaude y comulga como si fuera unamisa de «gospel».
San Francisco, California, 13.ene.05
El»show» sin embargo resulta esencial para entender la evolución deApple, la cual se puede resumir con la fórmula: «Apple es de Venus,Microsoft, Dell, HP, Sun, Linux y los demás son de Marte.» No digo estopor la manzana. Apple apuesta al placer y deja lo demás a sus competidores.Apuesta al entretenimiento contra el trabajo, o para quienes trabajan con Macs,al placer estético contra el tedio corporativo.
Casi todoslos nuevos productos presentados o anunciados apuntan en esta dirección.
Spotlight,por ejemplo, es un elegante sistema de indexación del contenido del disco durode una computadora. Su integración al corazón del sistema operativo (en Tiger,la próxima versión de Mac OS X) le confiere una potencia y facilidad de usoimpresionante. Funciona de maravilla para montar un álbum con las fotosdigitales de familia.
iLifepresenta una atractiva paleta de programas para tratar video, música y fotos,todo lo que tiene que ver con el entretenimiento.
Más que unacomputadora barata (500 dólares), el Mac Mini es un accesorio caro para el iPodde los dueños de PC deseosos de aventurarse –cautelosamente- en territorio Mac.
El más»totalmente cool» de los productos presentados por Jobs esprobablemente el iPod Shuffle, un mini-aparato que selecciona al azar la músicadentro de las piezas favoritas del usuario y se puede llevar como prenda demoda: constatación de que es la modalidad de uso más común entre usuarios deiPod. Permite eliminar botones inútiles, bajar el precio sin prescindir de lacalidad tanto del audio como estética.
Las cifrasconfirman la impresión. Para mostrar la buena salud de su empresa, el propioSteve Jobs explicó que tres de los productos más vendidos por Amazon.com en lacategoría «electrónica de consumo» tenían el logo de la manzana.
Hoy en díael valor de las acciones de Apple depende mucho del iPod. Le da una quintaparte de sus ingresos (alcanzó un 70% de ese mercado). Vendió 5 veces más iPodsen el 2004 que en el 2003 (10 millones en total en tres años) mientras lascomputadoras no consiguen por ahora rebasar la marca de los 3%.
De talmanera que Apple, muchas veces definida como una compañía de software se estátransformando en una «compañía de diseño» de máquinas y programas.
Ellegendario Doc Searls, editor de Linux Journal y «macófilo»convencido me hizo notar que «hay muy pocas cosas para losdesarrolladores». Es cierto. En MacWorld, Apple ofrecía un pequeño espaciopara ellos, una fracción del espacio dedicado a Mac Mini o al iPod Shuffle.
Algunosanalistas estimaban un día antes de la presentación de Jobs que el futuro deApple dependía menos de una computadora barata que de una set-top box capaz desatisfacer tanto a Hollywood como a Silicon Valley. Un aparato que trajera,gracias a la digitalización, la mejor calidad visual imaginable al hogar.
Jobs no hapresentado dicho aparato pero ya está listo todo lo necesario para que traerlovalga la pena. Varias veces mencionó que 2005 sería «el año de la video dealta definición». iLife e iMovie van en esa dirección. Solo faltan ahorael aparato y el servicio que lo acompaña (de la misma manera que el iPod nosería nada sin iTunes).
Incapaz hasta ahora de volver a ganar terrenoen el mercado de las computadoras personales, Steve Jobs, patrón tanto de Applecomo de Pixar, está creando nuevos espacios en el mundo del entretenimientohasta poder establecer un puente entre ambos. Nadie tiene mejores herramientaspara realizar esa unión anunciada. Apple, en el procesó, se está forjando unanueva identidad… mestiza.