¿Quiere que su ciudad se convierta en inteligente? Atraiga a los jóvenes. Respuesta simple, incluso simplista publicada recientemente en la web GovTech.com, una publicación estadounidense dirigida a los «líderes del sector público» y, en particular a sus responsables locales. La respuesta se basa en elementos sólidos que merecen atención.
La tesis es simple: «Los millenials (jóvenes nacidos entre 1980 y 2000) hacen las ciudades inteligentes» debido a sus necesidades específicas. Su estilo de vida y sus valores, como su facilidad natural con las TIC producen las transformaciones urbanas positivas.
Aprovecharlo no parece imposible ya que buscan el centro de las ciudades, como demuestra un reciente estudio llevado a cabo en Estados Unidos.
Señal inequívoca, en San Francisco, las grandes marcas tecnológicas como Facebook, Twitter o Google, están empezando a invertir en el downtown porque ahí es donde quieren vivir los jóvenes con estudios, pasión por emprender y talento.
La atención prestada a esta generación no es reciente. El elemento nuevo es que un profesor canadiense establece una clave de lectura. Enseñando en la universidad de Waterloo, Markus Moos distingue la «youthification» del centro de la ciudad del concepto frecuentemente utilizado de «gentrification». Los dos no son incompatibles, sino que los jóvenes no están necesariamente atraídos por los mismos factores que los estratos sociales más acomodados.
En el sitio Generationed City, Moos muestra cómo tiene en cuenta el ingreso familiar, el tamaño y la inmigración. La evolución de Vancouver, Toronto y Montreal le permite establecer una relación entre lo atractivo para los jóvenes que puede resultar el centro de una ciudad y su densidad, un componente clave de la dinámica urbana.
Otros estudios complementan el cuadro.
El precio cuenta, obviamente, como lo confirma YouthfulCities.com, una iniciativa de la agencia Decode.net. La agencia ha producido un «índice de accesibilidad» (affordability) que clasifica las ciudades en función del coste de los servicios a los que los jóvenes dan importancia. Este incluye, entre otros, los precios de una docena de huevos, del transporte, de un concierto, de la vivienda y el salario mínimo. Oh sorpresa, Paris es la más «accesible» del mundo, justo por delante de Toronto y Los Ángeles. Berlin se coloca en el quinto lugar, Sao Paulo en el vigésimo y Shangai en el vigésimo segundo.
El ambiente cultural cuenta. Los jóvenes parecen sensibles a las ciudades diversas en términos de composición étnica, abiertas a las migraciones y en las que la igualdad de géneros es respetada, al igual que la libertad de los gays.
Los millennials están menos interesados en los coches. Un estudio de Zipcar financiado por la Fundación Rockefeller, revela que en los Estados Unidos el 17% de los 18-24 años no tienen permiso de conducir. Más de un tercio está buscando una alternativa a la conducción, y más de la mitad afirma que conducirían menos si los transportes públicos y los vehículos compartidos estuviesen más accesibles en su comunidad. Los millenials son entonces multimodales, un término clave que rebasa el vocabulario de los ingenieros y especialistas de transportes para convertirse en un tipo de posicionamiento cultural y social. Un concepto destinado a crecer en importancia.
Útiles, estas nociones y estos estudios deben utilizarse con prudencia. Un error grave sería meter a todas las personas en el mismo saco. Todos no disponen del mismo nivel de vida, ni de las mismas necesidades. Particularmente sensibles a los problemas de costes en estos tiempos difíciles, algunos cambian de opinión a medida que se asientan. La youthification podría, en ciertos casos, convertirse engentrification.
Es evidente, por otro lado, que la evolución del tejido urbano europeo es diferente. Pero eso no impide que ciertas características esenciales se reencuentren a ambos lados del Atlántico.
En las discusiones sobre quien contribuye a la inteligencia de las ciudades, el interés puesto en la generación que llega a la edad adulta a principios del siglo XXI, pone de relieve un factor humano que puede ser estudiado junto con el peso de la tecnología. Esto cuenta.
Este artículo ha sido publicado por i.ambiente el 14 de abril del 2015.