Gracias a Bill Clinton, el mundo occidental comenzó a hablar de «ciudades inteligentes». Sin embargo, fueron los coreanos quienes anteriormente se lanzaron a un concepto similar con un nombre que no existía. Los demás, ha seguido el movimiento.
La idea parece surgir de un desafío lanzado en 2005 por el ex presidente de Estados Unidos, a John Chambers, presidente de Cisco, fabricante de equipos para redes digitales: ¿por qué no utilizar sus fascinantes herramientas tecnológicas para hacer las ciudades más sostenibles?
La compañía lanzó una investigación sobre el tema (con un presupuesto de unos 25 millones de dólares) cuyos resultados se decidió a comercializar en 2010. En 2008, IBM se unió a la fiebre del oro (las ciudades inteligentes son, de hecho, el mayor mercado para las TIC de los próximos años) con su iniciativa «Smarter Cities«.
Clinton había visto la convergencia de dos grandes revoluciones de este nuevo siglo: la urbanización masiva y la explosión de la tecnología de la información … que no habían escapado a los actores sobre el terreno. Durante la segunda Cumbre Mundial de Autoridades Locales sobre la Sociedad de la Información celebrada en 2005 en Bilbao, los participantes « definieron una estrategia común » de acceso a las TIC en sus territorios. Era la primera vez que una reunión de este tipo, organizada por la ONU y tradicionalmente reservada para los estados, estaba abierta a autoridades locales, empresas privadas y sociedad civil.
La tendencia se aceleró en 2008, según explica el investigador Anthony Townsend en su excelente libro « Smart Cities: Big Data, Civic Hackers, and the Quest for a New Utopia ». Este es el año de tres puntos de inflexión claves para todo el mundo, viéndose superadas: la población rural por la urbana; el número de líneas fijas (DSL, cable o fibra óptica) por los usuarios de líneas móviles de alta velocidad; el número de personas conectadas, por el número de objetos conectados.
Pero es un error mirar sólo a Occidente. En 2003, Corea del Sur comenzó a mencionar en sus documentos oficiales la existencia de una estrategia basada en la noción de la computación ubicua (ubiquitous computing). Yendo de la u-red a la u-sociedad, de la red ubicua a la sociedad conectada para devenir en una u-Corea. La «U» representa la omnipresencia de las TIC y la voluntad de aprovechar al máximo el desarrollo del país y hacer evolucionar la sociedad. Fue bajo el nombre de u-cities, como las ciudades inteligentes se registraron oficialmente en el programa de gobierno en 2006.
«En 2004, los coreanos tenían acceso a Internet desde cualquier lugar, en cualquier momento y con cualquier dispositivo», me recordó Jong-Sung Hwang, director de big data para la ciudad de Seúl. «Pero empezamos demasiado pronto, y ni la tecnología ni el mercado eran lo suficientemente desarrollados para sostener nuestra visión y esfuerzo.»
En 2005, Corea lanzó un plan de 12 u-cities donde el único éxito, según Hwang, es Songdo, ciudad totalmente nueva a la que él atribuye el éxito (relativo) al hecho de que fue capaz de «integrar la infraestructura», antes que los edificios. No obstante, reconoce que «se ha mantenido congelada en ese nivel, que ahora debe superar» para acceder a la dimensión social. Un atraso particularmente significativo si se toma en cuenta que el concepto se lanzó en la década de 1990, según me explicó Scott Summers, vicepresidente de Gale International, la compañía estadounidense responsable de llevar a cabo el proyecto en el que comenzó a trabajar en 2001.
Tengamos en cuenta también, que China se ha embarcado de forma seria en la aventura de las ciudades inteligentes a raiz de la Exposición Universal de Shanghai en 2010.
En Europa, abierta a la idea y activa en este área, el mayor impulso se ha dado desde hace algún tiempo por parte de ciudades como Ámsterdam o Barcelona. No obstante, la comunidad europea se ha posicionado seriamente en 2010.
Por último, la India, país con enormes problemas de urbanización, tiene la intención de trabajar duro. A su llegada al poder en mayo de 2014, Narendra Modi se comprometió a construir 100 ciudades inteligentes lo más rápidamente posible y destinó para tal fin un presupuesto de mil millones de euros.
Este artículo ha sido publicado por i.ambiente el 20 de marzo del 2015.