Y ahora: las ciudades en su esfuerzo por volverse «inteligentes» o, mejor dicho, en su utilización innovadora de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) para mejorar nuestras vidas. A ese tema voy a dedicar los meses que vienen, comenzando, hoy, por un breve recorrido alrededor del mundo dominantemente asiático. Pero ¿por qué?

Comencé, en 1996, cubriendo la industria de las TIC en la Bahía de San Francisco. Por curiosidad. Con la esperanza de entender de qué se trataba. Ahí aprendí la versatilidad de las herramientas y constaté la fuerza de voluntad para emprender. Pero se trata, con demasiada frecuencia, de gente que no tiene ojos sino para mirarse el ombligo y tienden a verlo como el centro del mundo.

De vuelta a Francia en 2010, me interesé en la innovación tal y como surge en el mundo entero. La idea –seré más claro a posteriori– consistía en medir el impacto de las TIC como multiplicadoras de fuerza en todas las áreas donde se utilizan. Por donde quiera que anduve (45 ciudades en 32 países) encontré gente que las adoptaba para cambiar una pequeña parcela de su universo. Una paleta extremadamente abierta donde se cruzan hombres y mujeres de negocios, emprendedores y emprendedoras sociales, pero también activistas de todas las sensibilidades y todas las «misiones».

Y ahora centro mi atención en las ciudades, por la sencilla razón de que es en ellas donde el impacto de las tecnologías en las sociedades resulta, a la vez, el más fácil de aprehender y el más importante. Movilidad, preservación del medio ambiente, desarrollo sustentable, nuevos tipos de socialización, economías de un nuevo género (repartición, por ejemplo), todo puede ser revisado, corregido y renovado sobre bases innovadoras a nivel de la ciudad.

Más de la mitad de la población mundial vive ahora en ciudades, y a todos nos encantaría que se mejoraran y se volvieran –¿por qué no?– más inteligentes. Es lo que nos proponen las más grandes empresas del sector (Cisco, IBM, Schneider Electric y algunas otras) que ven en ello el más grandioso mercado informático de los próximos años (20 mil millones de dólares en 2020). Sin embargo, su enfoque parece sufrir al menos de tres puntos débiles:

  • Una concepción simplista de las TIC que no corresponde a la complejidad inherente a las aglomeraciones humanas.
  • Una tendencia a ignorar que las dinámicas urbanas más enérgicas se producen en espacios a menudo informales y más difíciles de identificar, barrios en las ciudades-región.
  • Una fuerte propensión a ignorar la participación de los ciudadanos en el diseño de los espacios donde viven y producen.

La idea es, pues, investigar cómo las ciudades, en distintos niveles de madurez en la adopción de las TIC, innovan para mejorar la vida de los ciudadanos (la parte «Citynnovation» del proyecto) y cómo la ciudadanía participa o no (la parte «Participolis»: Primeras etapas: las Vegas, Songdo en Corea, Singapur y Hyderabad en la India.

J’enquête, je suis et j’analyse les technologies de l’information et de la communication depuis la préhistoire (1994). Piqué par la curiosité et l’envie de comprendre ce que je sentais important,...