Una de las diferencias entre la costa Pacífica de los Estados Unidos y aquella del Atlántico, es que aquí se es mucho más sensible a lo que sucede en el Extremo Oriente. La guerra de Irak parece más distante para los habitantes de San Francisco que para aquellos de Nueva York, dicen los viajeros. Por otro lado, la epidemia de neumonía atípica es una realidad más angustiante. Se debe a la existencia de una importante minoría asiática que mantiene estrechas relaciones con su continente de origen, y a los múltiples intercambios comerciales que existen.
San Francisco, California, 7.abr.03
El temor gana terreno. Las familias originarias de Asia anulan las tradicionales vacaciones a sus países. En Los Angeles, el resto de la población se abstiene de entrar al barrio chino (donde uno ya no encuentra mascaras de protección) y los aeropuertos del sureste asiático han visto caer el tráfico en más de un 65%.
China>California>América Latina
Al finalizar la semana pasada, California era el Estado de la Unión donde se encontraban la mayoría de los casos de infección de neumonía atípica (Síndrome respiratorio agudo severo, o SRAS en español). Y de ahí los riesgos de contagión para América Latina son muy serios.
El virus ya tiene un impacto económico considerable en la medida que ha desacelerado la actividad alrededor del Pacifico, la región más dinámica del mundo. La zona del Silicon Valley está particularmente inquieta ya que lleva esperando desde hace un buen tiempo una recuperación de la economía que se traduzca en un resurgimiento de órdenes de compra en el sector de la informática. En este momento, una gran parte de las piezas y de los aparatos son fabricados en la provincia de Guangdong, en China, bajo la dirección de ejecutivos basados en Taiwán que, temerosos, se niegan a seguir viajando. Intel acaba de cancelar dos conferencias de más de mil personas cada una en esos dos lugares.
Curiosamente, es una nueva ciencia, importantísima para las tecnologías de la información, la ciencia de las redes, la que brinda las perspectivas más interesantes sobre el desarrollo de una epidemia y la manera de luchar contra ella. Esta ciencia ya ha mostrado su efectividad en la comprensión de ciertos virus informáticos tipo Melissa o ‘I love you’.
Aislar los hubs
Dentro de la concepción epidemiológica tradicional, todo es cuestión de la rapidez de difusión del mal y del umbral a partir del cual la población afectada comienza a crecer rápidamente. Para la ciencia de las redes, lo esencial es cuestión de la topología, es decir, de la distribución de los nodos y las conexiones en la red. Los nodos, en este caso, son personas (o computadoras) infectadas. La mayoría de los nodos no tiene más que un grado de conectividad relativamente reducido (un número bajo de conexiones), pero un pequeño número de éstos tiene un gran numero de vínculos con otras computadoras. Llamados Hubs o cubos, estos son estratégicos, pues en la medida que sean afectados contribuyen de manera exponencial a la difusión del virus biológico (o informático).
En el caso del SRAS, que parece ser transmitido por medio de las partículas microscopias que uno emana cuando respira o tose, los hubs son «aquellos que por su naturaleza propia necesitan entrar en contacto (así sea brevemente) con mucha gente», nos explica por e-mail el profesor Albert-Laszlo Barabasi, profesor de física y uno de los investigadores más reconocidos en la materia. Vale para azafatas, enfermeros y medicos entre otros.
La gente se inquieta por el hecho de que todavía no se haya desarrollado un tratamiento contra el mal. La buena noticia es que el periodo de contagio es de unos diez días y basta con aislar a los enfermos durante dos semanas para contener la epidemia. «Prestar atención a los hubs es muy importante», explica Barabasi. «No es el tratamiento lo que aquí importa, sino aislar a los hubs… y a las personas infectadas de los hubs». Esto vale hasta para los médicos que pueden quedarse en su casa como lo hacen algunos ya que «la ausencia potencial de esos profesionales de la salud no causa un problema mayor en la medida en la cual, de todas maneras, no hay tratamiento» estima. Recordemos que es el punto de vista de un profesor de física.