Virus, spam, fragilidad, control, la internet no tiene solamente buenos lados. Por imperfecta que sea, sin embargo, su éxito es tal que resulta delicado renovarla. Muchos interesados tienen miedo que cualquier intervención ponga en riesgo su funcionamiento sin necesariamente mejorarlo. Tal es el problema que PlanetLab, un consorcio abierto de universidades y empresas privadas, se ha propuesto resolver.

Berkeley, California, 27.oct.03

«Tantas personas dependen de la internet que resulta difícil cambiarla,» explicó Larry Peterson, profesor de informática en la Universidad de Princeton durante una rueda de prensa telefónica. Corregir deficiencias e introducir mejorías es un rompecabezas. «Todo el problema es determinar como implementar tecnologías perturbadoras (disruptive) en un medio tan exitoso,» precisa David Culler, otro responsable del proyecto, y profesor en la Universidad de California-Berkeley.

PlanetLab está creando una «capa (overlay) virtual» que utiliza la internet para la transmisión de datos. Se trata, según los propios términos de los padres de este proyecto de una clase de «nube» que rodea a la red de redes, una nube planetaria, inteligente y cuyos recursos son distribuidos.

Planetaria – PlanetLab cuenta hoy con 220 máquinas colocadas en 100 sitios, en una veintena de países (se puede ver el mapa en el sitio www.planet-lab.org). Espera tener 1000 dentro de tres años. Enorme ventaja, «los servicios en red implementados por PlanetLab, experimentan todos los comportamientos de la internet real donde lo único que se puede realmente predecir es la impredecibilidad (latencia, ancho de banda, caminos recorridos),» explican en su página web.

Inteligente – Las máquinas de PlanetLab son PC ordinarias con sistema operativo Linux y un paquete informático especial. Si los routers normales pueden compararse a policías capaces de dirigir de manera eficaz (los hay) la circulación en un cruce sin saber lo que transportan cada vehículo, los de PlanetLab son capaces de distinguir la buena información de la mala.

Distribuida – La nube consiste en una «virtualización distribuida». Conectadas entre si (gracias a los routers normales) las máquinas permiten tener una visión global, saber lo que pasa instantáneamente. Las aplicaciones probadas operan sobre «tajadas» repartidas en cada una de las máquinas distribuidas sobre el conjunto de la red PlanetLab.

Concebido gracias a la colaboración de laboratorios universitarios y privados, PlanetLab pudo empezar gracias a computadoras regaladas por INTEL y HP. El consorcio «permite realizar experimentos a escala de toda la red en tiempo real » precisa Culler. «Es mucho mejor que la simulación.» No pone en peligro la infraestructura existente y si una tecnología así probada demuestra su utilidad podria entonces ser aplicada a la red en su conjunto.

Tres de los programas actualmente probados sobre PlanetLab atraen la atención. Gracias a la arquitectura distribuida, NetBait puede detectar a tiempo las primeras manifestaciones de un virus. CoDeeN sitúa los embotellamientos y permite disolverlos creando duplicados de las páginas buscadas en lugares de fácil acceso. OceanStore, por su parte, es un sistema de alojamiento distribuido que fragmenta los documentos, los encripta, los reproduce y los hace circular sobre el conjunto de la red. Están así al abrigo de cualquier accidente en un punto dado y pueden conservarse durante mucho tiempo.

Un informe del Consejo nacional de investigación afirma que «…las tecnologías exitosas y ampliamente adoptadas son susceptibles de osificación lo cual vuelve difícil la introducción de nuevas capacidades o, si la tecnología en cuestión ya está llegando a su fin, su sustitución por algo mejor. De manera general, los actores industriales no se sienten motivados para desarrollar o implementar tecnologías perturbadoras…» No hay innovación sin perturbación. Para solucionar el problema PlanetLab inventó una fórmula abierta, planetaria y distribuida. Merece reflexión.

PlanetLab

J’enquête, je suis et j’analyse les technologies de l’information et de la communication depuis la préhistoire (1994). Piqué par la curiosité et l’envie de comprendre ce que je sentais important,...